domingo, 28 de agosto de 2011

FIN DE LAS VACACIONES....¡¡¡ADELANTE!!!




El éxito no es para conformistas
¿Quiere escapar de jefes incompetentes, compañeros indeseables y trabajos aburridos o sin futuro? Si desea dejar atrás todo esto y dedicarse a lo que realmente le gusta trace su plan diabólico. Sea un poco malo y hasta egoísta para centrarse en hacer realidad su proyecto de vida. Necesita tener convicción, no dejarse cautivar por el primer éxito y seguir marcándose nuevos retos.

Con el fin de las vacaciones y el regreso a la rutina laboral, vuelven las buenas intenciones de ampliar nuestra formación, planificar mejor el trabajo y poner en marcha esos proyectos que llevan tiempo rondando por la cabeza. Son esos planes de cambio que quieren sacarnos de la monotonía de trabajos que no nos satisfacen y de un entorno laboral en el que nos sentimos rodeados de jefes estúpidos o malos compañeros que minan nuestra moral. Si es así, le vendrán muy bien los consejos que Hugh Macleod da en Planes diabólicos. Una obra que, en clave de humor, transmite un mensaje muy serio: no se conforme, la trayectoria profesional la dibuja uno mismo.
Con un panorama laboral desilusionante y en el que además, según un estudio de Randstad, casi un 60% de los trabajadores españoles siente la necesidad de hacer algo distinto en su trabajo, no hay por qué esperar más y seguir conformándose con lo que tenemos. Macleod recuerda que "fuimos diseñados para crear, no para consumirnos". Por eso, opina que hay que luchar por hacer lo que realmente nos gusta. Para lograrlo nos incita a ser malos, incluso egoístas, romper con las costumbres, no estar pendientes del qué dirán y actuar pensando en uno mismo.
Cuando hay problemas recuerde que el gimoteo no es una estrategia que lleve al éxito
Su propuesta es crear un plan diabólico, que no es otra cosa que trabajar en lo que le apetece y como le apetece, sin ataduras. Lo maléfico viene porque "cuando consiga sus objetivos, parecerá que ha hecho un pacto con el diablo y, al tener éxito, los demás le odiarán por haberlo logrado", afirma el autor.
Algunos de los puntos que propone Macleod para ponerlo en práctica son los siguientes:
Tenga siempre hambre. Es necesario no perder el ansia de hacer cosas nuevas, de descubrir, de experimentar... Hacer lo que le gusta no tiene por qué ser siempre crear un nuevo negocio, sino que puede desarrollar un hobby, formarse en algo determinado o buscar otra forma de hacer las cosas o tareas que realiza habitualmente.
Cree su micromarca. Comparta con todo el mundo lo que hace. Aproveche las ventajas que para ello ofrece Internet. Escuche e interactúe con los que se han fijado en usted, es una fuente de un valor incalculable. "Su marca personal es una vía de escape de la noria que es el mercado laboral tradicional".
Haga arte cada día. Nunca baje la guardia. Ponga el mismo empeño e ilusión que un principiante y recuerde que no sólo es importante lo que hace sino el modo de hacerlo.
Recuerde quién es usted en realidad. Su proyecto no implica sólo ganar dinero, lo importante es que conlleva también un cambio y una mejora personal. Pero no debe dejarse deslumbrar por el éxito. Mantenga la cabeza fría, porque "asimilar un triunfo es más complejo que asumir un fracaso".
"Lo que la gente dice que quiere y lo que va a esforzarse para conseguirlo son cosas distintas"
Encuentre su momento. Para Macleod no hay que forzar la puesta en marcha de nuestro plan. Más tarde o más temprano termina llegando ese día en el que dejamos de ponernos excusas y echar la culpa a los demás y empezamos a tomar decisiones y a actuar.
No se acomode. Busque siempre nuevos retos y proyectos en los que centrarse. Somos multitarea y además de realizar nuestro trabajo en la oficina, podemos ilusionarnos con otras actividades que repercutirán de forma positiva en la forma de afrontar nuestra vida.
Sea despertador. Macleod cree que las personas se dividen entre los despertadores y los dormilones. Los primeros son los que están atentos a todas las posibilidades, siempre tratan de ver el lado bueno de las cosas, no se quedan reconcomiéndose por peleas o fracasos. Esta actitud les hace sentirse vivos, satisfechos y lo bueno es que lo contagian a los demás.
Consiga que le odien. Cuanto mejor sea su plan, es decir, ese proyecto que le hace feliz y le satisface, más serán las personas que le odien. ¿Envidia? ¿Celos? Un poco de todo, porque en su triunfo ven su fracaso y prefieren atacarle a usted que no a sus propios demonios. Como afirma el autor, "su plan diabólico no va a facilitarle la vida. Es probable que se la complique más. Pero saberlo de antemano hará que la experiencia de estar vivo, aquí y ahora, sea mucho más rica y agradable". ¿No cree que vale la pena?

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