viernes, 17 de junio de 2011

EL PASADO ESTÁ PARA ASUMIRLO Y EL FUTURO PARA CONSTRUIRLO



Jinetes del tiempo
Si nos fijamos bien, en lo que se refiere a nuestra vida profesional, el pasado y el futuro están hechos de la misma materia: la calidad de nuestras acciones y de nuestras decisiones. (Por supuesto que existen factores que afectan a nuestra vida profesional y que son independientes de lo bien o lo mal que lo hagamos; pero la tendencia a convertir esos factores en excusas es demasiado fuerte como para que les debamos dar importancia aquí).
Pasado y futuro se componen de la misma materia pero tienen una gran diferencia: el pasado no lo podemos cambiar; el futuro sí. Por eso, tiendo a pensar que:
1) Con el pasado no hay que enfadarse, ya que nos ha dado un valioso material de aprendizaje.
2) Del futuro no hay que preocuparse, sino ocuparse. Digo esto porque con mucha frecuencia nos encontramos con valiosísimos profesionales que emplean (desperdician) una enorme cantidad de tiempo y energía en justificar sucesos pasados, arrepentirse de decisiones tomadas, criticar acciones propias o ajenas, rumiar eventos que afectaron negativamente a su carrera profesional en el pasado,... Antes de que nos hayamos dado cuenta, tales comportamientos devoran una parte importante de nuestra jornada laboral. Otro día más, hemos hecho una inversión nefasta pues lo que se espera de nosotros es concentrar nuestra energía en el presente y en el futuro.
No somos máquinas, ya sé. No podemos alejar siempre de nuestra mente y de nuestro espíritu esos sentimientos sombríos de preocupación y culpa. Mi propuesta no es alejarlos, sino transformarlos. Donde antes se instalaba la culpa, encontremos una enseñanza. Donde nos aplastaba una preocupación, convirtámosla en una ocupación. Donde llegue el arrepentimiento, construyamos un plan de acción.
¡Qué fácil es decirlo! Sí, es fácil. Pero también puede ser fácil conseguirlo, si realmente somos conscientes del beneficio que podemos obtener. Limitando el pasado a su papel de maestro, ocupándonos sólo de nuestro presente, imaginando el futuro. El tiempo es un caballo de pura sangre, que si percibe una mala actitud del jinete le puede arrastrar. Pero también puede ser un noble animal que nos puede conducir hacia nuestros objetivos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario