lunes, 9 de mayo de 2011

¿ADAPTATE?



Decálogo del ‘manager bio’
Una nueva ‘religión empresarial’ se abre camino en Francia. Es un ‘management’ ecológico que respeta el ecosistema de los empleados para que los responsables de la organización logren los mejores resultados.
En el último lustro nos ha invadido un auténtico ciclón biológico: cultivamos productos bio, comemos bio, nos vestimos cada vez más bio, el ritmo de vida, con el slow life a la cabeza, es también un poco más bio… Y ahora lo que toca es empezar a trabajar bio. De la misma manera que cuidamos nuestros preciados y cada vez más escasos recursos naturales, hay que hacer lo propio con los humanos.
Como la tierra, la gestión también tiene que ser cultivada con respecto y sostenibilidad. Este es el mensaje de la nueva religión empresarial que trata de abrirse camino en Francia. Aún en pañales, este management ecológico está encabezado por un grupo de mesías que tratan de predicar su filosofía de vida, y de trabajo, en las empresas.
El primer mandamiento de este credo es que este ecologismo laboral es imposible de practicar sin la ayuda de los guías espirituales. Las empresas deben contar con managers bio. “Respetar el ecosistema de sus trabajadores es la clave para que los responsables de las compañías consigan los mejores resultados de su equipo: un mayor rendimiento y una mayor productividad”, asegura el escritor Jerôme Ballarin.
Su libro Trabajar más para vivir más es la Biblia de esta creencia ecolaboral. Aunque suena moderno, este sistema de gestión encuentra sus raíces en los valores más antiguos: paciencia, comunicación y respeto. La empresa es como un ecosistema y está formada por seres vivos que requieren cuidados, así que el mimo es importante. Igual que un agricultor cuida la tierra, un jefe debe ocuparse de los recursos de los que dispone: las personas.
En la oficina esto se traduce en saber valorar el ritmo biológico de los trabajadores, no forzar la máquina, sino dejar que la cosecha salga a su debido tiempo. La paciencia en el cultivo de las relaciones personales es esencial. La utilización de métodos artificiales para obtener rápidos y mejores beneficios tendrán, como en la tierra, un coste energético y también humano.
En este sentido, hay que desterrar los mensajes “haz esto en dos minutos”, cuando la tarea requeriría días. Según la doctrina Ballarin, la gestión ecológica pasa por reducir el número de reuniones inútiles, las carreras frenéticas y el envío masivo de correos electrónicos vacíos. “Se trata de administrar mejor el tiempo y dejar madurar los proyectos”.
Y si en el campo no envenenamos los cultivos con pesticidas, en los despachos no hay que tomar decisiones que pueden hacer que se pudra la recolección. “Los comentarios molestos, los cambios impuestos sin consultar al empleado… Todos esos pequeños detalles, en apariencia insignificantes, van a contaminar a los otros”.Diálogo y solidaridad entre compañeros son otros mandamientos del manager bio, aunque los empleados también deben aportar su semilla a la cosecha y ayudarle a cultivar su gestión ecológica. “Valorar a los demás, ser solidario, dar signos de reconocimiento y ver cómo se pueden compartir los retos y las dificultades, cómo se puede trabajar en común en definitiva, es como se conseguirán mejores resultados”, según Pierre Rabhi, pionero en la agricultura biológica y escritor.
Este experto en ecologismo humano cree que hay que compartir el “lado sabroso del pastel”, pero también el podrido. “Hay que elaborar propuestas en torno a las disfunciones. Compartir la responsabilidad de los fracasos, igual que hacemos con los éxitos. Se trata, como en la gestión ecológica, de dar pequeños pasos cotidianos y responsables de manera individual y entre compañeros”. ¿Utopía? Si comemos bio, reciclamos, compramos cosas ecológicas… Hacemos al fin y al cabo una vida bio… ¿Por qué no trabajar bio o gestionar bio?
El ‘ecodespacho’n Casi 20 millones de personas en todo el mundo pasan la mayor parte de sus días sentados frente a un ordenador, rodeados de cajoneras y montañas de papeles.
A pesar de que desperdiciamos la mitad de nuestra existencia en este primer hogar que se llama ‘oficina’ la importancia de este espacio nos pasa desapercibida. Por eso, los expertos en gestión laboral advierten de la necesidad de cuidar estos lugares de trabajo y convertirlos en lugares más ecológicos.
Creando un clima agradable se lograrán mejores resultados y se reducirá el impacto de nuestro trabajo en el medio ambiente. ‘Mens sana in office sano’.El primer paso es reducir las impresiones de papel y reciclar el material como ordenadores, impresoras, para no cargar los espacios. Según un informe del grupo Ecoinfo, un trabajador imprime de media 28 páginas por día. Esto se traduce en montones de papeles que se acumulan junto a nosotros. Un estrés que nos recuerda el volumen de trabajo que nos espera.
La limpieza virtual también es importante para clarificar la mente. Según Françoise Berthoud, investigadora de Ecoinfo, un mismo documento se copia una media de cinco veces en el mismo ordenador y el 15% de los servidores están operativos en vano.
Este estudio apuesta por aplicar las ventajas del teletrabajo a la oficina: Fomentar las videoconferencias para evitar desplazamientos inútiles y costosos. “¿Merece la pena calentar un espacio con 50 trabajadores cuando la mitad de ellos están en reuniones o fuera de la sede de la compañía”, se pregunta el informe de Ecoinfo.
Aunque tampoco se trata de olvidarse de las relaciones sociales. La mejor terapia laboral es parar y tomarse un café con un compañero para recargar las pilas y volver a trabajar. Más y mejor.

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