sábado, 25 de febrero de 2012

SI, por favor pero con la acción como compañera



Resistir el cambio diciendo SI

Probablemente una de las peores formas de resistencia al cambio es cuando los implicados dicen que sí y luego actúan en sentido contrario. Hay tendencias a las que es difícil oponerse de palabra ( la innovación, la incorporación de la mujer al ámbito directivo, la internacionalización, la adopción de determinadas tecnologías, la gestión inteligente de la relación con las redes sociales, etc…) pero en la que es una tentación dejar el cambio en nada gracias a prácticas faltadas de todo compromiso.
Comparto formas de decir que sí y resistir el cambio, seguro que a vosotros se os ocurren muchas más:

Decir que sí y no fijar calendario.
Decir que sí y no asignar recursos.
Decir que sí y no definir responsabilidades claras.
Decir que sí pero no dedicar talento y liderazgo al cambio.
Decir que sí y no tomar decisiones.
Decir que sí pero alejarlo de la lista corta de prioridades.
Decir que sí pero separarlo del sistema de incentivos y presiones.
Decir que sí sin fijar indicadores.
Decir que sí y no pasar del Power Point al Excel.
Decir que sí y entretenernos en reglamentos obsoletos.
Decir que sí y montar un comité inoperante.
Decir que sí y ...............

Hay muchas formas de resistir al cambio diciendo que sí.
Cambiar cosas significativas en las organizaciones requiere un compromiso auténtico, asumir algún riesgo, liderar con convicción. Pasar del discurso a la acción/resultados es el verdadero reto de las organizaciones cuando se enfrentan a cambios serios. En muchas organizaciones el cambio se diluye en la propia maraña burocrática. El discurso florido se mantiene pero la realidad va por su lado más inercial. Hay demasiado ”gattopardismo” corporativo.

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