miércoles, 9 de julio de 2014

DIEZ ASIGNATURAS PENDIENTES DE TU CARRERA PROFESIONAL

Diez asignaturas pendientes de tu carrera profesional

Termina el curso y pensando en septiembre quizá debas plantearte recuperar algunas 'materias laborales'. Tal vez te has marcado objetivos profesionales que no has cumplido. Y aún estás a tiempo.

En lo profesional, septiembre es comparable a los buenos propósitos y deseos de cambio de Año Nuevo. Quizá en este fin de curso has examinado tu carrera profesional y has descubierto algunas asignaturas pendientes que puedes recuperar.
Pedir un aumento de sueldo, encontrar la forma de aguantar al jefe o a ciertos compañeros, saber venderte profesionalmente, conseguir que tu talento encaje en un trabajo, convertir tu empleo en el puesto deseado e inventarlo cada día, lograr un ascenso o controlar más tu vida y no pasar innecesariamiente tanto tiempo en la oficina... Pueden ser algunos de los nuevos propósitos laborales, entre los que puede estar incluso abandonar el puesto que tienes o inventar tu propio trabajo. 1) Objetivo: aumentar tu valor Ganar más sería un buen modo de comenzar el nuevo curso. Pero en tiempos de recortes, pedir un aumento quizá no sea un objetivo tan realista como incrementar tu valor profesional: haz una lista con tus fortalezas y debilidades y piensa en ti mismo como un producto. Haz ver públicamente todo aquello que aportas de diferente, buscando tu propia singularidad. Debes fabricar tu marca personal y tu empleabilidad en un entorno en el que cambia la forma de trabajar, en el que los modelos imperantes y las profesiones que antes servían ahora comienzan a languidecer. Puesto que se trata de recurrir a nuevas soluciones y de crear tu propio trabajo, debes pensar como un proveedor de servicios.
Ten en cuenta la necesidad de actualizarte y la formación: es uno de los factores que pueden impulsar tu trayectoria y que aumentan tu valor, y por tanto tu retribución.
Se trata de recurrir a nuevas soluciones y de crear tu propio trabajo: piensa como proveedor de servicios
Pero debes añadir a la lista la polivalencia y la capacidad para trabajar en diferentes puestos. Sé comodín y demuestra flexibilidad funcional.
Otra de las claves para tu revalorización es la alta capacidad relacional a todos los niveles; la faceta internacional relevante de un profesional que sabe manejarse en diferentes culturas corporativas, sociales y políticas, y que demuestra ser eficaz en todas ellas. 2) Desarrollar nuevas capacidades Si te decides por la búsqueda de un trabajo o si optas por crear tu propio empleo has de tener en cuenta que el mercado laboral en el que vives exige nuevos perfiles y capacidades profesionales. Los empleadores buscan gente que pueda innovar y que convierta las dificultades en retos o posibilidades. Se demandan personas que demuestren creatividad en la manera de obtener sus resultados y que sean muy adaptables a las nuevas situaciones.
Haz cosas nuevas, diversifica, aprende de otros sectores, busca canales diferentes, importa ideas de éxito probado o créalas. 3) ¿Y si el salario no es suficiente? Quizá ya te has dado cuenta de que la motivación que proporciona el salario no es eterna, y de que la satisfacción de un nuevo empleo o de uno que te parece casi perfecto puede desaparecer si sólo has aceptado un puesto por el sueldo. La felicidad en el trabajo tiene que ver con la decisión de trabajar en una organización de forma comprometida.
La felicidad laboral tiene que ver con la decisión de estar en una organización de forma comprometida
Desgraciadamente, si la decisión de permanecer en un trabajo se basa en razones puramente económicas, no es de extrañar que decidas aguantar lo inaguantable, y que no te importe quedarte estancado. Aquí lo principal es sobrevivir.
Ya sabes que hasta el puesto más increíble que imaginas puede cansarte si no pones algo de tu parte. El antídoto contra ese hastío laboral es reinventar tu profesión cíclicamente, enriqueciendo tu tarea cada día. 4) Convertir tu trabajo en el puesto deseado El mejor trabajo del mundo puede llegar a aburrirte si no pones algo de tu parte. Pero incluso en un trabajo que aborreces puedes encontrar algún atractivo profesional.
Como profesional, debes considerarte como un producto al que hay que poner precio y nombre
Para empezar, puedes visualizarlo y reorganizarlo para que se adapte a ti. Trata de ganar control sobre lo que haces aportando ciertos toques personales. Ten en cuenta que siempre habrá algo en tu tarea que puede atraerte, de modo que puedes quedarte con los aspectos positivos. Es bueno huir de la gente negativa, de los rumores y maledicencias, y encontrar a colegas con los que estés a gusto.
Si te responsabilizas de conocer lo que ocurre en tu trabajo todo puede ir mejor. Pregunta a tu jefe cuando tengas dudas y pide feedback sobre lo que haces, cómo lo haces y qué piensan tus superiores de tu actividad profesional. 5) Aprender a 'aguantar' a tu jefe y a tus compañeros insoportables El jefe tóxico –y también los colegas de trabajo– provoca dos reacciones básicas: o decides irte de la empresa, o resuelves aguantar estoicamente. La primera opción puede implicar alguna esperanza, pero la segunda no ofrece demasiadas perspectivas si piensas en el nuevo curso. De todas formas, hasta de los peores jefes y de los compañeros que te hacen insoportable el día a día laboral puedes obtener algunas ventajas profesionales. Puede ser que un superior tóxico provoque que tiendas a automotivarte; que te autorregules y tomes distancia emocional para que la situación no te afecte.
Quizá el mal jefe te lleve a aprender a buscarte la vida por ti mismo. Usar tu sentido común y tus habilidades creativas hará tu trabajo más fácil y llevadero. También tienes el consuelo de pensar que la paciencia para tolerar y lidiar con ese mando tóxico te servirá fuera y dentro de tu trabajo y de tu organización actual. Puede ser que termines haciéndote más diplomático y adquieras la capacidad para manejar situaciones complicadas.
Por lo que se refiere a tus compañeros más desagradables, antes de buscar un mediador dentro de la organización, trata de comprender a ese colega que te hace la vida imposible, tratando de entenderlo desde la empatía y el respeto. Ármate de inteligencia y cooperación y encuentra valores superiores. También puedes cooperar rompiendo las reglas de juego del colega tóxico. Eso distingue al profesional mediano del excelente. 6) Agradar al buen jefe (cuando tengas esa suerte) y saber 'venderte' Si tu situación profesional incluye un jefe que te ayuda a desarrollarte profesionalmente; un verdadero líder, preocupado no sólo de su desempeño, sino también de motivarle y desarrollarle; un mando que influye pero no manda; un generador de espacios emocionales en los que puedes liberar tu talento... Sería bueno que supieras cómo agradarle.
Tu superior necesita confiar en ti. No digas que vas a hacer lo que después eres incapaz de cumplir. Probablemente tu jefe necesita profesionales que sean muy buenos en cuestiones determinadas. Es bueno que seas competente en un área determinada que tu superior valore, pero no debes pretender ser el que sirve para todo.
Tu jefe espera que seas competente en los grandes temas, pero también en los detalles. Aquí la calidad de tu trabajo es tu mayor argumento. Asómbrale con algo mejor de lo que esperaba.
Valora el hecho de que tu trabajo es hacer mejor a tu jefe. Y el suyo es conseguir que tú tengas éxito. Esa es la sociedad perfecta.
Si tienes claro cuáles son sus propios éxitos podrás venderte como mereces. Pero debes transmitirlo sutil y claramente. Saber venderse implica saber moverse por la empresa para conseguir lo que quieres. Es bueno que hagas networking y también lo es comunicar lo que haces. Trata de comprender qué le importa a tu jefe y asegúrate de que es consciente de que tu trabajo implica resolverle un montón de problemas.
Ten en cuenta que hay empleados muy fiables a los que sus capacidades y virtudes no les sirven de casi nada porque son prácticamente invisibles dentro de la organización. Debes considerarte como un producto al que hay que poner precio, nombre y envase. Y saber qué bondades se pueden destacar.
Una marca personal sólida no tiene que ver con decir lo bueno que eres: show don’t tell (muestra en vez de contar) es la clave. 7) Acabar con tu complejo de que no eres indispensable Si te obsesiona la idea de qué debes hacer para dejar de ser prescindible estás perdiendo el tiempo. Debes tener en cuenta que no eres insustituible, y lo mejor que puedes hacer es superarlo.
Si eres de la clase de profesionales obsesionados con estar por estar has de tener en cuenta que esto sólo prospera en organizaciones que llevan a que el presentismo resulte rentable. Es el caldo de cultivo ideal para crear falsos imprescindibles que tienden a permanecer siempre en la oficina aunque no hagan nada productivo, porque lo que se premia en esas empresas es la conveniencia de quedarse más allá de lo necesario. 8) Conseguir un ascenso a pesar de estar 'teletrabajando' Quizá ha llegado el momento de reivindicar que perteneces a esa nueva generación de empleados hiperconectados que se muestra decidida desde hace tiempo a terminar con el concepto tradicional de que, para trabajar, es necesario estar en la oficina. Los profesionales que trabajan desde casa son un 13% más productivos que los que desempeñan sus tareas en la oficina, pero tienen la mitad de posibilidades de promocionar en su empresa.
Si trabajas desde casa y quieres promocionar, debes decírselo a tu jefe. Has de ser muy claro con tu empresa y con tu mando acerca de tus expectativas y objetivos de ascenso.
Planifica encuentros puntuales con tus superiores, que pueden ser semanales. Eso facilitará la valoración acerca de tu contribución real por el trabajo que realizas a distancia.
Y encuentra el equilibrio perfecto entre teletrabajar y acudir a la oficina. Esto depende de cada persona. 9) Que tu empresa no controle tu vida El uso de tecnología que ofrece la posibilidad de estar accesible permanentemente difumina la línea que separa el ámbito laboral del privado. Un 65% de profesionales asegura que recibe correos electrónicos o llamadas fuera de su horario laboral. En todo caso, tú eres finalmente el responsable de permanecer siempre disponible. Si contestas al teléfono o a los mensajes de texto con excesiva disposición transmites la idea de que se puede contar contigo en cualquier momento. Aquí cabe el consejo de que sepas decir "no" y seas capaz de marcar ciertos límites. Cada vez más, trabajamos por proyectos y nuestra flexibilidad horaria aumenta. Además, la profesionalidad ya no debería medirse por el tiempo que estamos en la oficina, sino por los objetivos reales que conseguimos.
Quizá no te obliguen a realizar tus tareas fuera de tus horas de trabajo. Ahora es más frecuente encontrar profesionales que eligen y gestionan sus tiempos. Seguro que no te gusta, pero esto podría ser incluso durante el fin de semana. 10) Cambiar de empleo (o inventarlo) Si crees que irte del trabajo o de tu compañía es la mejor opción, conviene que evalúes ese giro profesional. Lo primero es ver el cambio de sector o de profesión como una oportunidad, no como un objetivo para que suceda. Todo cambio está bien si tiene una lógica y se hace con criterio.
Crea tu propia estabilidad laboral desarrollando un nuevo juego de habilidades transferibles y piensa a largo plazo, tratando de adelantarte a los cambios. Ya sabes que el trabajo para siempre se acabó.
Trabaja tu reputación teniendo en cuenta que la relación entre empleado y empleador ya no es de por vida. Esto transforma la manera en la que entiendes tu carrera o tu profesión. Tendrás que adaptarte a la llegada de nuevos modelos de compromiso, de carrera y a la posibilidad de trabajar por proyectos, o tener en cuenta las posibilidades de empleo independiente.

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