martes, 16 de octubre de 2012

¿NO EXISTE EL LÍDER IDEAL?


Ser o no ser un líder dictatorial... ésa es la cuestión

Varias nadadoras del equipo nacional de natación sincronizada denunciaron recientemente, a través de una carta, los métodos humillantes, la actitud autoritaria y las amenazas con las que supuestamente entrenaba su antigua seleccionadora Anna Tarrès. Un tipo de liderazgo que muchos cuestionan a pesar de los resultados obtenidos en este deporte de élite. Porque, ¿realmente es eficaz contar con un responsable dictatorial en un equipo?

Juan Diego Casas, executive director de Michael Page, define a este tipo de líder como "una persona dominante, restrictiva, que exige obediencia y trata que sus decisiones predominen aunque no las justifique". Unos adjetivos que también describen a los jefes autoritarios, aunque éstos últimos fomentan la creatividad mientras que los dictatoriales la destruyen.
Según José Manuel Casado, socio fundador de 2C Consulting, "no existe el líder natural, ni un perfil de líder ideal. El contexto, la madurez de los colaboradores y la complejidad de las tareas es lo que determina un estilo u otro". En este sentido, Casado distingue dos tipos de directivos en las organizaciones: "Aquellos que alimentan el poder en la jerarquía que les otorga la posición de mando y que se sustentan sobre la aplicación de premio o castigo; y aquellos que basan su poder en la autóritas que han ganado con su conocimiento y comportamiento". El socio fundador de 2C Consulting considera que un jefe dictador aniquila la iniciativa de los colaboradores y el autoritario marca el camino y permite una comunicación más bidireccional. Sin embargo, aunque éste último es un poco más consultivo, "lo que le interesa es hacer las cosas que él quiere que se hagan, sin importar demasiado la opinión de los colaboradores".
En el fondo, la línea que separa al líder dictatorial del autoritario es tan delgada que algunos no consideran que haya diferencias entre ambos. Quizá por eso Noelia De Lucas, directora comercial de la compañía de recursos humanos Hays, diferencia entre el jefe autoritario y el democrático. Considera al primero como "un perfil que no fomenta la comunicación, habla él y toma las decisiones sin consultar al resto. No confía en sus colaboradores, por lo que no delega. Mientras que el democrático da instrucciones y enseña a llevar a cabo las tareas de forma autónoma a cada miembro del equipo".

Reacciones
A pesar de que el líder dictatorial es una figura que encajaría mejor en otros tiempos, todavía hay responsables que adoptan esta actitud ante su equipo. Un comportamiento que obliga a sus colaboradores a reaccionar con absentismo emocional. Es decir, "van al trabajo y hacen lo que les dicen, pero no aportan nada más. Su motivación es más bien higiénica, y su compromiso con el trabajo es normativo", explica Casado. Una opinión en línea con la de De Lucas, quien considera que "ante este tipo de jefes los equipos reaccionan con mucho respeto, y hasta con miedo. Implementan lo que el líder ordena. Se convierte en una plantilla muy bien aleccionada que cumple las directrices marcadas". Sin embargo, esto es sólo efectivo a corto plazo, pues este tipo de liderazgo impide que los trabajadores se desarrollen.

No obstante, en una situación como la actual en la que las empresas intentan cumplir objetivos y están más pendientes de los resultados que del ambiente en la oficina este perfil de líder está más demandado. Pero, "no es la mejor manera de fomentar el talento, de motivar a las personas", advierte Juan Diego Casas.
Casado reconoce también que "los directivos más autoritarios funcionan bien en contextos en los que las estructuras están poco definidas, cuando los trabajadores tienen menor nivel de abstracción y cuando las tareas son más repetitivas".
En las organizaciones modernas no encaja este tipo de líder. Un perfil que, según Casas, "es muy difícil que cambie pues su conducta está en su ADN". Aun así, De Lucas cree que si se trabaja con él mediante formación y coaching se podría transformar su manera de actuar. "Debe ser capaz de ver que no todo depende de él y que puede aprender a delegar y tener confianza en su equipo", asegura la directora comercial de Hays. Casado también cree que "es necesario que el jefe dictatorial tenga claro que si no cambia su comportamiento, no podrá seguir en el puesto".

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