sábado, 13 de octubre de 2012

EL ESFUERZO Y EL PELOTEO NO GARANTIZA EL PUESTO DE TRABAJO


Cómo ser un empleado imprescindible

El esfuerzo y salir el último de la oficina no le garantizan un puesto de trabajo. Nadie es imprescindible, pero si quiere conseguir que su jefe se lo piense dos veces antes de prescindir de su trabajo, estos consejos pueden ayudarle a ser el empleado 10, aquel que todas las empresas querrían mantener en su plantilla.

Nadie es imprescindible en su puesto de trabajo. Hasta Pep Guardiola cuando decidió dejar el Barça, declaró que el Club podía seguir su camino sin él. Quien crea que disfrutar de su puesto de trabajo es una cuestión gratuita y sólo depende de cumplir con sus obligaciones se confunde. Porque a veces, lo importante no es ser bueno, sino parecerlo, y en sus manos se encuentra ganarse los galones para que su puesto sea incuestionable.
Pero, ¡cuidado! Tampoco trate de hacerse el imprescindible sin una causa justificada y en el mismo puesto. Corre peligro de estancarse profesionalmente y no evolucionar, una situación que hará un flaco favor al desarrollo de su carrera. Jordi Damiá, socio director de Setesca -consultora especializada en la reducción de costes e incremento de la productividad-, señala que la visión que tiene un director general de un empleado imprescindible contrasta con la que puede tener el profesional: “Los directivos quieren personas orientadas al cliente y a los resultados, pero hay muchos trabajadores que piensan que con estar en su puesto y hacer su trabajo es suficiente. Eso no es así. Tienen que saber qué aportan a la empresa y vender ese valor”.

Soy importante, no el mejor
Cuánto vale mi puesto y qué beneficio aporto son las primeras preguntas a las que tiene que dar respuesta el empleado que desee colgarse el cartel de imprescindible. Damiá recuerda que “nos movemos en el mundo de las percepciones y, a veces, se prescinde de talento porque se desconoce su potencial”.

No trate de hacerse el imprescindible sin una causa justificada y en el mismo puesto. Corre peligro de estancarse profesionalmente y no evolucionar, una situación que hará un flaco favor al desarrollo de su carrera.
David Comí, socio director de Incrementis –consultora de formación y productividad-, coincide cuando afirma que “nadie te va a pagar por lo que sabes, sino porque lo sabes hacer con lo que sabes”. Utiliza este trabalenguas para explicar que sólo aquellos empleados cuyo esfuerzo tiene impacto en la cuenta de resultados son imprescindibles: “Nos pagan por incrementar, minimizar, optimizar y mejorar”. Si el profesional tiene claros estos valores, está el predisposición de asegurar su puesto de trabajo.
No obstante, ambos consultores señalan que en la venta de aptitudes y actitudes, es conveniente que el profesional no pierda el rumbo. No se trata de prepotencia y de vender algo que no es para ser imprescindible. “El profesional tiene que ser proactivo y dar feedback a su jefe, demostrar que hace lo que realmente se espera de él. Aportar un valor más allá de sus objetivos ”, dice Damiá, quien considera que la última parte de este proceso, “explicarlo y argumentarlo de forma adecuada”, es clave.
Comí añade que el empleado debe actuar y asegurarse de que el jefe es consciente de que cuenta con su ayuda, “que puede ayudarle a tomar decisiones”. También debe ser capaz de aportar soluciones, sobre todo si presenta un problema. “No hay que acudir con un problema si no se tiene la solución”, sentencia Comí.

Hoja de ruta
Para no dejar ningún cabo suelto, Setesca ofrece siete puntos que, llegado el momento, puede convertirse en un manual imprescindible para ser imprescindible en su puesto de trabajo:

¿Cuánto vale mi puesto y que beneficio aporto? Pregúntese si el coste del puesto de trabajo es equivalente al beneficio que ofrece a su compañía. Si es mayor que el beneficio que aporta o al que tendría una posición equivalente subcontratada, con toda probabilidad le situarán como una potencial baja por restructuración o por externalización.
Ser proactivo Sea proactivo y aumente, en la medida de lo posible, el valor de su puesto de trabajo. Una opción para conseguirlo es que reflexione sobre qué es lo que podría aportar más o contribuir a reducir los costes de la empresa. Sólo lo puestos que aporten valor serán considerados sin discusión dentro de la organización.
En el punto de mira: el resultado económico Orientación a resultados. Averigüe cuál es el valor de puesto, considérese a sí mismo como potencial centro de beneficio en la empresa.
Hacerse ver Puede hacer muy bien las cosas, pero su esfuerzo pasará inadvertido si no lo vende de forma adecuada, simplemente no estará en la mente de sus jefes. Comunique todo su potencial, más aún si su actividad no está relacionada con las áreas de márketing y ventas, vinculadas a resultados económicos.
¿Qué esperan de mí?Muestre interés por saber qué se espera de usted. Para ello debe pedir un feedback de formar regular: definir bien los objetivos y ser autoexigente para intentar superar con creces las expectativas.
Mejor, evitar los conflictosEl conflicto con los compañeros dificulta la relación y entorpece la consecución de buenos resultados. Y, la disconformidad con su jefe… puede poner en riesgo su puesto de trabajo.
Y, por si acasoNo deje de relacionarse y comunicarse con potenciales empleadores para que le conozcan, puede ser una baza muy importante si alguna vez deja de ser imprescindible.

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