lunes, 11 de junio de 2012

SI SU COLABORADOR DEDICA MÁS TIEMPO A ATENDER SUS REDES SOCIALES QUE SUS OBLIGACIONES LABORALES, TIENE SÍNTOMAS DE DESMOTIVACIÓN.....


¡Alarma! Empleado desmotivado

Si su colaborador dedica más tiempo a atender sus redes sociales que a sus obligaciones laborales, pasa buena parte de su jornada en la máquina del café y cuando permanece delante de su ordenador está ausente, tiene todos los síntomas para padecer desmotivación. No espere de él que haga su trabajo a tiempo, ni que tenga iniciativa. Tiene un problema que, si no se da prisa en atajar, amenaza con intoxicar al resto de la plantilla.

La falta de motivación circula como el peor de los virus en la empresa. A poco que se descuide una semana es suficiente para que los profesionales menos animados contagien su falta de interés por el trabajo al resto. Ángeles de la Flor, socia fundadora de la consultora Aflora, sabe que identificar a estos empleados no es muy complicado, basta con observar sus actitudes. En su opinión cualquiera de estas cinco son el mejor indicio:

- Dice a todo que sí, no plantea dudas ni inquietudes.
- No se motiva ante los nuevos proyectos, los lleva a cabo sin más.
- Su productividad baja levemente, casi sin notarse.
- Crea un ambiente negativo a su alrededor.
- Siempre está presente, pero ausente emocionalmente.

Quizá es una estrella en potencia que está satisfecho de hacer lo mínimo. Si le pide un informe para las cuatro de la tarde, no lo entregará ni un minuto antes. ¿Cómo lograr que vaya un poco más allá?
Si alguno de sus empleados sigue este patrón, lo más recomendable es que ponga en marcha su ingenio. Afinar las evaluaciones de desempeño puede ser una solución, pero a veces, no es suficiente y la solución del problema requiere cierta dosis de disciplina que, llegado el momento, es la salida más higiénica para evitar males mayores.
Porque no se trata únicamente de detener el peligro de contaminación, con un individuo desmotivado el talento se le escapa entre los dedos: quizá es una estrella en potencia que está satisfecho de hacer lo mínimo. Si le pide un informe para las cuatro de la tarde, no lo entregará ni un minuto antes. ¿Cómo lograr que vaya un poco más allá?

Las recetas
De la Flor asegura que liderar desde la flexibilidad puede ser una de las recetas para despertar de nuevo el interés. “El manager debe adaptarse a la situación. No atender sólo peticiones sino tratar de dejar un espacio. Hacer que sus empleados se encuentren los suficientemente cómodos para hacer propuestas, que sepan que está dispuesto a escucharles”.

Otra de las opciones para inyectar entusiasmo es a partir de pequeñas recompensas… inmediatas. La condición humana reacciona ante estos estímulos de manera sorprendente. Estas actuaciones pueden tener un impacto superior en el rendimiento de un profesional que cualquier recompensa o bonificación entregados mucho tiempo después. Si el informe se ha terminado antes de tiempo eso merece un recompensa… los estudios demuestran que esta retroalimentación inmediata es todo lo que necesita un empleado para hacer del buen trabajo un hábito.
Y, ¿qué me dice de la palmada en la espalda? Este gesto puede servir para que su empleado salga del letargo y reaccione. Pero, ¡cuidado! Eso no significa la renuncia a aumentos de sueldo, revisiones de desempeño y ascensos. Todo forma parte de una estrategia: de nada valen las buenas palabras sin un reflejo económico y profesional, esta es la esencia del trabajo bien hecho.
Sin embargo, no todo depende de una buena recompensa a tiempo. De la Flor opina que es necesaria cierta coherencia en el liderazgo. “Para que el empleado dé lo mejor de sí, se le forma. Pero, en momentos de incertidumbre, esa es la primera partida que sufre recortes. Si queremos personas excelentes ese desarrollo tiene que cumplirse y no hace falta un gasto excesivo”.
En cualquier caso, si su esfuerzo por motivar al empleado no da sus frutos, lo mejor es que renuncie y pase página. Tampoco se trata de pretender que los profesionales vengan motivados de casa. En el equilibrio está la virtud y todos deben poner algo de su parte para que el entusiasmo y la iniciativa fluya, tanto los profesionales como el empresario. Si una de las dos partes falla, el sistema no funciona.

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