jueves, 21 de abril de 2011

¿Teletrabajo o sumisión al capitalista.?



Desmontando el teletrabajo
Parece claro que la orientación a objetivos y a proyectos tiene un peso mucho más importante que la mera presencia en las instalaciones de la compañía, pero algunas organizaciones empiezan a cuestionar ciertos aspectos del teletrabajo y abogan por la necesidad de un contacto personal en determinados "momentos clave". Sin contar con los agravios comparativos que en términos de promoción pueden sufrir los teletrabajadores.
Si se mezclan las tendencias laborales copn las posibilidades tecnológicas resulta una realidad incuestionable: Una nueva generación de empleados hiperconectados exige acabar con el concepto tradicional de que, para trabajar, es necesario estar en la oficina.
Entre las virtudes del teletrabajo se cuenta el acceso a una cantera más amplia de talento, la mejora de la productividad, un menor gasto en espacio para oficinas, zonas comunes, seguros, mantenimiento, aparcamientos, ahorros de tiempo para los commuters o para aquellos que pasan entre una y tres horas diarias en atascos camino del trabajo... Este modelo laboral implica una mejora el estilo de vida de los empleados y los resultados de las empresas, e incrementa la competitividad global, la creación de empleo y el equilibrio entre la vida personal y laboral. La orientación a objetivos y a proyectos tiene un peso mucho más importante que la presencia en las instalaciones de la compañía.
La tecnología es hoy relativamente fácil de conseguir, pero también es condición imprescindible, ya que sin ella no se puede desarrollar la tarea; los procesos han de ir adecuándose para que se puedan desarrollar de modo remoto; y la cultura acaba materializándose en el jefe, porque es él quien impulsa el que los empleados hagan uso de la flexibilidad horaria y espacial, y también es quien la utiliza y anima a otros a que lo hagan.
Seis de cada diez ejecutivos opinan que el teletrabajo ralentiza la carrera
David G. Javitch, especialista en liderazgo y presidente de Javitch Associates, explicaba recientemente en Entrepeneur.com que, si bien hay un estilo de trabajo presencial en declive, también lo está lo que llama un "viejo estilo de teletrabajo" que hace que cada vez más compañías reclamen a sus empleados trabajar en la oficina, incrementando la interacción personal cara a cara. A pesar de que las organizaciones más innovadoras y flexibles son las que cuentan con un mayor número de empleados que trabajan desde casa o fuera de la oficina algunas compañías defienden que hay "momentos clave" (core times) en los que la comunicación y el contacto personal fluye de manera más fácil y eficiente, reduciendo el "ruido" que provoca una multitud de mensajes de correo electrónico o en buzones de voz.

Momentos clave.

Esos momentos clave en los que algunas compañías apuestan por el contacto personal reducen determinados problemas. Para empezar, Javitch cita la reintroducción del contacto persona a persona que se pierde en las comunicaciones electrónicas, o el hecho de que muchas comunicaciones fuera del trabajo no son claras: las imágenes, gráficos y textos en páginas y tablas transmitidos electrónicamente son muchas veces difíciles de descifrar.
El experto valora notablemente las posibilidades de colaboración espontánea que surgen de los encuentros y contactos con colegas en la oficina que, en el caso del teletrabajo se reducen a conversaciones telefónicas, correos electrónicos o chats. La interacción durante la jornada laboral (que incluye las comidas o los periodos después del trabajo) es un punto a favor para aquellos que defienden el contacto personal en esos "momentos clave", básico para establecer una relación de trabajo positiva que, según Javitch, no se puede crear electrónicamente.
Muchas empresas siguen manifestando desconfianza por el hecho de no controlar presencialmente el trabajo, y funcionan con esquemas antiguos para nuevos tiempos
Según un estudio de Korn Ferry realizado en 71 países, seis de cada diez ejecutivos opinan que el teletrabajo ralentiza la carrera, pese a que el 78 por ciento de los encuestados considera que los teletrabajadores son igual o más productivos que el resto de los empleados.
Para muchos, la soledad y la pérdida de networking que implica el teletrabajo es una desventaja evidente, aunque los déficit relacionales (existe cierta dificultad en contactar con personas que en la oficina sería sencillo abordar para solucionar asuntos de forma casi inmediata) se compensan en parte al estar en contacto con colaboradores de forma puntual entre semana.
Quienes consideran clave compaginar la actividad en remoto con la presencia física deben tener en cuenta también que para los profesionales que quieren ascender, pasar los cinco días de la semana fuera de la oficina no es el camino más adecuado. Muchos jefes y empresas aún no han asumido que la promoción es compatible con el teletrabajo.
Muchas empresas siguen manifestando desconfianza por el hecho de no controlar presencialmente el trabajo, y funcionan con esquemas antiguos para nuevos tiempos. En realidad, la confianza mutua es indispensable para que el teletrabajo funcione con eficacia.

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