viernes, 25 de marzo de 2011

Un currículum brillante no es la única clave para el éxito laboral


Trucos de la tele para una entrevista de empleo
Un currículo brillante no es la única llave para el éxito laboral. En un proceso de reclutamiento, el aspirante al puesto debe atraer la atención del seleccionador con capacidad comunicativa, con convicción y decisión, tal y como lo haría un profesional de la televisión.
En España hemos formado receptores, no emisores. Un craso error, pues en el mundo profesional las habilidades comunicativas son tan importantes como los conocimientos y la experiencia adquiridos. Intentar corregir esta traba en las nuevas generaciones de aspirantes al mundo laboral es una de las metas que se ha impuesto Manuel Campo-Vidal, presidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España, en su cátedra ‘Manuel Campo Vidal’ de comunicación profesional y empresarial en la Universidad Europea de Madrid (UEM).
“No nos enseñan a contar”, asegura tajante Campo Vidal. Y no le falta razón. Los españoles no tienen nada que envidiar al resto de europeos en cuanto a formación académica, pero tienen una asignatura pendiente: la comunicación profesional. ¿De qué sirve saber mucho de un tema si luego no se sabe explicar? Ahí está el talón de Aquiles de los profesionales españoles: “Nosotros estamos en inferioridad de condiciones en lo que se refiere a comunicación”, advierte el periodista.
La importancia de los detallesLa forma en la que se mueven las manos, los gestos, la ropa, etcétera. Todo influye cuando uno quiere venderse. En una entrevista para aspirar a un puesto, en la presentación de un proyecto o durante la explicación de una idea en una reunión de trabajo nos estamos vendiendo. “Hay que saber identificar bien esta palabra”, señala Campo Vidal, y descartar la idea de que venderse es sinónimo de mentir o de exagerar. Debemos destacar los puntos fuertes que nos hacen idóneos para un puesto o para encargarnos de un proyecto en concreto. Y para ello, lo primero es conocer al receptor antes de encarar una reunión laboral. “No se trata de saber más que el entrevistador”, puntualiza el periodista, sino de contar con la información básica de la empresa en la que se pretende entrar o ascender.
Cualquier candidato a un puesto debe tener claro que un currículo brillante (aquel que resume en no más de dos páginas la vida académica y profesional) es la llave de la empresa, pero una buena presentación de sí mismo es lo que garantiza un puesto, pues el seleccionador mirará con lupa “la capacidad comunicativa del aspirante para saber si es una persona resolutiva”, asegura Campo Vidal. En términos informáticos, el currículo sería el hardware y las capacidades, habilidades y características traducidas en comportamientos el software de cualquier profesional. Tan importante es contar con unos conocimientos y una experiencia probados como con una adecuada conducta. Eso sí, para evitar situaciones incómodas durante la entrevista de trabajo es esencial ser sincero en el currículo, pues de lo contrario se podría encontrar con alguna pregunta que no sabría responder, poniendo en jaque su imagen.
El engaño del ‘Power Point’Otro de los fallos que se suele cometer a menudo en España es el uso en exceso del Power Point durante las conferencias y presentaciones. Como no se ha educado a los profesionales españoles en el arte de la comunicación en público, no son pocos los que recurren a esta herramienta como salvavidas de su exposición. “El Power Point puede ser un apoyo”, puntualiza Campo Vidal, pero nunca una excusa para dar la espalda a la audiencia o un soporte más de lectura. Cualquiera que quiera ilustrar su presentación sabe que puede hacer uso de este programa, pero con cuidado. Su objetivo es captar la atención visual, no acaparar la exposición, amenizar la presentación, facilitar la comprensión y reforzar el mensaje, no ser el mensaje. Un buen ponente sabe que el grueso de la exhibición debe recaer sobre sus espaldas y no sustentarse en las imágenes de un reproductor. Además, si se quiere usar este tipo de instrumento hay que intentar que el diseño sea original, simple y visual. “Ni con mucha letra, ni con mucha cifra”, asevera Campo Vidal. Si se quiere acompañar la presentación con imágenes proyectadas se debe intentar que éstas sean propias y no sacadas de cualquier buscador de Internet.
Estas sencillas claves que nacen de la lógica siempre se han tenido en cuenta, pero es ahora, con la crisis, cuando cobran mayor relevancia. Y es que en los currículos apenas se aprecian diferencias entre candidatos españoles y de cualquier otro país e, incluso, en muchas ocasiones, la carta de presentación de los profesionales españoles es más completa que la de cualquier otro profesional foráneo. Sin embargo, en España se tropieza con las carencias en materia de comunicación profesional. “Habría que darle un giro a la formación”, afirma Campo Vidal, “para acercar la universidad a los centros de trabajo”.
La delicada situación económica que se arrastra desde hace más de dos años “está obligando a una mayor cercanía entre facultades y empresas” y se está realizando “un mayor esfuerzo para preparar a los futuros profesionales, haciendo hincapié en las asignaturas en las que España era deficitaria: idiomas, comunicación y sentido emprendedor”.
Los pecados capitales de la comunicación
1. La improvisación. Según Manuel Campo-Vidal, España es un país con un gusto extraordinario por la improvisación. En una entrevista de trabajo es fundamental prepararse, reflexionar acerca de cómo hay que presentarse y comportarse. “No llegues como caído del cielo”.
2. La falta de escucha. Apenas se dialoga. Lo que impera son “los monólogos superpuestos” y si no se escucha no se puede hilar una conversación con soltura, algo que es primordial a la hora de venderse.
3. Descontrol del tiempo. Es imprescindible calcular el tiempo necesario para una ponencia. No se le da importancia al minuto y en una fase de selección es indispensable saber contar en un periodo corto de tiempo lo fundamental para convencer al interlocutor.
4. Arrogancia. La falta de instrucción en comunicación provoca que los que hablan en público lo hagan con cierta distancia. Como nadie se atreve –no nos han educado para ello– los ponentes aparecen arrogantes ante una audiencia adiestrada para recibir información.
5. El bache de la comunicación no verbal. Los gestos son tan importantes como las palabras. Hay que saber comunicarse también con las manos, la actitud, la forma de vestir, etcétera.

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