La vocación del empresario
es un genuino llamamiento humano y cristiano. Difícilmente puede sobreestimarse
su importancia en la vida de la Iglesia y en el mundo económico. Los líderes
empresariales están llamados a concebir y desarrollar bienes y servicios para
los clientes y las comunidades a través de la economía de mercado. Para que
dichas economías alcancen su objetivo, que es, la promoción del bien común,
deben estar estructuradas con ideas basadas en la verdad, la fidelidad a los
compromisos, la libertad y la creatividad
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