sábado, 9 de mayo de 2015

EL LÍDER EMPRESARIAL III


 Cuando los empresas están bien gestionadas, mejoran activamente el reconocimiento de la dignidad de los empleados y el desarrollo de virtudes, como la solidaridad, la sabiduría práctica, la justicia, la disciplina y muchas otras. Mientras que la familia es la primera escuela de la sociedad, las empresas, como muchas otras instituciones sociales, continúan educando a las personas en las virtudes, especialmente a los jóvenes que dejan sus familias y las instituciones educativas y buscan su lugar en la sociedad. Quienes provienen de entornos desfavorecidos y se ven amenazados por el aislamiento social, también pueden encontrar su lugar dentro de las empresas. Las empresas también promueven una interdependencia saludable entre personas de diferentes naciones, promoviendo una interacción que es mutuamente beneficiosa. De este modo, pueden convertirse en vehículos de compromiso cultural y promotores de paz y prosperidad. 

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