martes, 3 de diciembre de 2013

SÉ MÁS PRUDENTE, POR FAVOR


Qué puedes hacer si descubres que no eres indispensable 

  Una de las mayores pérdidas de tiempo en tu vida laboral puede ser que te obsesiones con la idea de qué debes hacer para dejar de ser prescindible. No eres insustituible, así que ocúpate de superarlo. El colmo de alguien que se cree insustituible... Pasar una larga temporada alejado de su puesto de trabajo y, a la vuelta, comprobar que su ausencia prolongada ha pasado inadvertida en la compañía. Aunque podría ser aún peor: puede suceder que, a su regreso, las cosas marchen aún mejor que cuando estaba. Quizá seas de esa clase de profesionales que no terminan de aceptar que todo puede funcionar incluso cuando no están. Los hay que ni siquiera se toman días libres, o gastan horas y horas de sus vacaciones llamando al trabajo para comprobar que todo va bien. Y suele ir bien, sobre todo en las ausencias de los prescindibles que nunca acaban de asumirlo. La falta de este tipo de profesionales suele pasar más desapercibida en grandes empresas, donde la incompetencia es más fácil de ocultar. En este tipo de organizaciones es más normal que proliferen los magos del escaqueo. También suponen un caldo de cultivo ideal para un tipo de liderazgo incompetente que tiene cierta facilidad para generar bolsas de incompetencia. Ineficacias Una organización que genera muchas personas imprescindibles provoca asimismo muchas frustraciones una vez que alguna de ellas desaparece. En general, quienes suelen ser olvidados tras una ausencia prolongada son aquellos que, durante su jornada laboral (caracterizada por el presentismo) intentan tomar el menor número de decisiones posibles. Son los que nunca se arriesgan y delegan todo buscando el consenso. No se anticipan y, ante la incertidumbre, buscan excusas en el entorno que justifiquen su incapacidad para analizar. Dedican su tiempo a tareas que implican pocas decisiones. Quizá no te resulte agradable identificarte con alguna de estas incompetencias, pero te ayudará a tomar conciencia de lo prescindible que puedes llegar a ser y el valor que aportas: analiza en primer lugar el tiempo que haces perder a quien trabaja contigo, sean superiores o colegas. Calcula el cociente entre los problemas que te llegan y los que resuelves, y analiza si sueles dedicarte en exceso al micromanagement que te lleva al perfeccionismo exagerado, al análisis y al detalle absurdo. También puedes comprobar si tiendes a cambiar de prioridades con frecuencia y si eres de los que siempre están muy ocupados, continuamente desbordado y sin tiempo para nadie. Todo esto prospera en organizaciones que llevan a que el presentismo resulte rentable. Crean falsos imprescindibles que tienden a estar siempre en la oficina aunque realmente no hagan nada productivo, porque en ese tipo de empresas siempre conviene quedarse más allá de lo necesario. Estas organizaciones son también favorables para aquellos que desarrollan una hiperactividad estúpida que se identifica con la multitarea: invierten la jornada laboral en actividades inútiles sin valor. En apariencia quienes las desarrollan están atareados en algo importante, pero son todo lo contrario a la eficacia. Asúmelo Lo más práctico es que dejes de obsesionarte –si lo estás– por el hecho de que eres prescindible en tu compañía. Lo mejor es que te ocupes de la manera de afrontarlo. Reinvéntate y añade valor a tus tareas. Las empresas buscan hoy optimistas inteligentes, profesionales proactivos, que ofrezcan ideas y que hayan demostrado creatividad en la manera de obtener sus resultados y sean muy adaptables a las nuevas situaciones. Si finalmente recibes señales evidentes de que eres prescindible y vas a ser despedido, lo más inteligente es trabajar con eficacia. Deja una excelente imagen en la compañía y procura mostrar una flexibilidad extraordinaria y un gran valor añadido. Mantén una actitud positiva, porque salir de una compañía no es el fin. Esa actitud se traslada posteriormente a las entrevistas de trabajo que consigas. En tiempos de resiliencia, es mejor pedir información, tratar de ser positivo y no perder el tiempo en corrillos y rumores de pasillo. Si estás seguro de que tú eres uno de los que va a salir, negocia el plazo de transición hasta la salida definitiva. Se busca mejor desde dentro que en la calle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario