domingo, 18 de mayo de 2014

¿POR DONDE CAMINAN TUS RETOS?

Ya has encontrado un empleo... pero ahora empiezan tus desafíos

Quizá llevas mucho tiempo buscando trabajo y, tras una travesía del desierto laboral, has encontrado un puesto. Tu alegría inicial será lógica al regresar al mercado, pero es posible que caigas en la tentación de pensar que todo está hecho. Lo cierto es que esa nueva oportunidad implica desafíos y dificultades que tienen que ver con la posibilidad de que te quedes estancado o frustrado. Puedes evitarlo.

Por mucho que te haya costado encontrar un empleo y por mal que lo hayas pasado en tu búsqueda, acceder a un puesto no es ni mucho menos el final del camino. Por duro y cruel que te pueda parecer, no hay apenas tiempo para relajarse y disfrutar del momento. La nueva oportunidad laboral que tienes ante ti llega cargada de problemas y desafíos que tendrás que superar para mantener tu trabajo, para no perder la motivación –sea la que sea al inicio–, y para no quedar estancado y superado por los cambios vertiginosos que impone el mercado laboral y las exigencias de tu nueva compañía.
Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, recuerda que "la sensación de encontrar trabajo es de euforia y orgullo. Pero estas emociones duran poco tiempo y tienden a convertirse en agobio, miedo o vértigo cuando accedes al puesto deseado. Desde el primer momento, al llegar a la nueva compañía, hay un cierto miedo o respeto a dar la talla. Se trata de algo que toca tu autoestima". Marcos Urarte, socio director de Pharos, coincide en que "antes de incorporarte, consideras que eres muy afortunado y lo idealizas todo". Cuando la expectativa y la realidad no coinciden La cuestión es que nunca debes idealizar las expectativas. Has de tener en cuenta que cualquier empleo tiene una cara amable y una cruz mucho más tediosa, y en esa situación corres el peligro de diseñar tu empleo ideal haciéndote una composición de lugar muy diferente a la realidad, porque la vivencia real suele ser distinta a la idea que te haces.
Urarte explica que al llegar a un nuevo puesto de trabajo "lees los valores teóricos de la empresa a la que te vas a incorporar –que suelen quedarse en pura teoría– y éstos te suenan bien. Cuando estás recién incorporado puedes hacerte preguntas sobre tu nuevo puesto, pero en general no ves los riesgos o problemas. Crees que podrás cambiar todo aquello que no te resulta agradable".
Jorge Cagigas, socio de Epicteles, también cree que "en un proceso de cambio suele hacerse una interpretación demasiado positiva de la nueva oportunidad o puesto, y se tiende a minimizar los obstáculos. Cuando alguien decide cambiar, la información de la que dispone es asimétrica y no conoce todo sobre la nueva empresa. La comparación debe hacerse con más simetría, porque de lo contrario llega la frustración".
Manuel Clavel, socio de Norman Broadbent, aconseja que "si has buscado bien debes validar –y hacerlo rápidamente– que encajas en esa organización. Es bueno identificar si la compañía a la que te diriges ha comunicado bien sus valores". José María Gasalla, profesor de Deusto Business School, recuerda que "a quien entra en una empresa se le exigen muchas cosas, pero normalmente esa persona suele pedir más bien poco. Resulta determinante que el que llega a una compañía sepa con quién va a trabajar, quién va a ser su jefe, saber si en esa empresa se preocupan de desarrollar el talento, si ese trabajo va a potenciar nuestro capital profesional". Jorge Cagigas coincide en que "puede resultar muy útil que te asegures antes de realizar el cambio de que en la nueva compañía hay procesos de integración y de incorporación adecuados. Además, debes darte tiempo para hacer un análisis de la situación. Plantéate un plan de incorporación y dirígelo tú si es posible".
Elige algo que esté de acuerdo con tus principios. Trata de experimentar, con la mayor cercanía posible, aquello nuevo a lo que quieres dedicarte. Lo aconsejable es probar, actuar, vivir lo que viven quienes se dedican a esa nueva actividad. Y hacerlo progresivamente, como en una transición desde la que confirmar si se ha tomado la decisión correcta o hay que abandonarla. No hay que precipitarse; es preferible convivir con un periodo de dudas o contradicciones que tomar una decisión indebida y costosa. Cómo ha sido la búsqueda, un factor clave de futuro Un elemento diferenciador de los retos y desafíos con los que te encontrarás en tu nuevo empleo –y la manera de afrontarlos– es cómo ha sido tu experiencia de búsqueda de trabajo: depende de si ésta ha supuesto un rastreo acuciante por tu parte; de si se trata de una búsqueda de trabajo desde otro puesto; o si sólo te has planteado la cuestión de mejorar... Cagigas opina que "de la situación profesional desde la que llegas al nuevo trabajo depende el planteamiento que te puede llevar a mantener la motivación en ese puesto, y ésta modifica aquellas cuestiones que te permiten mantenerte en conexión, con compromiso y responsabilidad. No puedes olvidar que precisamente el compromiso del primer día es lo más difícil de mantener".
En este sentido hay que tener en cuenta que la relación entre empleado y empleador ya no es de por vida. Si has aplicado esto a tu búsqueda de empleo no te será difícil descubrir y aceptar en el nuevo puesto que existen nuevos modelos de compromiso, de carrera y de fórmulas de trabajo. Para que no tropieces dos veces en la misma piedra José María Gasalla cree que al acceder a tu nuevo empleo debes hacer un esfuerzo por comprender las causas por las que has estado en paro: "Podemos tropezar varias veces en la misma piedra y cada cual es responsable de su propia carrera. Si estabas desempleado y has tardado mucho tiempo en volver a trabajar, conviene que analices qué ha ocurrido para que no vuelva a sucederte lo mismo".
No te empeñes en aquello para lo que no estás dotado y plantéate si, durante el tiempo que has estado buscando sin éxito, has sabido vender tus aptitudes, y si realmente has utilizado los canales más adecuados que pueden acelerar tu entrada al mercado laboral. La motivación que proporciona el salario no es eterna La alegría del nuevo trabajo también puede desaparecer si sólo has aceptado un puesto por el sueldo. Marcos Urarte recuerda que "el salario que inicialmente te parecía bien –habrías aceptado cualquier cosa en una situación de paro desesperada– ahora ya no cumple tus expectativas. Debes tener en cuenta que el atractivo del salario –o el de un aumento– se pierde enseguida".
Manuel Clavel también constata que "la retribución es el caballo de batalla en una negociación, pero el salario nunca conseguirá que te levantes motivado cada mañana".
Cuando se analiza qué es lo que más valoran los empleados en una organización suele concluirse que la flexibilidad –horaria, teletrabajo, o referida a los medios que pone la empresa para la ayuda familiar– es un factor determinante; igual que el desarrollo y las oportunidades de formación y crecimiento –las que harán que más tarde la retribución sea mayor– o los aspectos culturales, que son más apreciados por las jóvenes generaciones.
La felicidad en el trabajo tiene que ver con la decisión de trabajar en una organización de forma comprometida. Por eso, si buscas sólo el sueldo debes saber que la mayor parte de estudios que analizan la satisfacción que éste reporta concluyen que la motivación extra que proporciona un aumento dura apenas tres meses. Los trabajos que producen más satisfacción son aquellos que implican un mayor grado de realización personal, y se basan por tanto en las actividades que aportan un alto valor. Llega el momento de plantearte por qué has aceptado... En el nuevo trabajo puedes toparte con la falta de coherencia por parte de la compañía. Lo que se hace y lo que se dice tiene poco que ver; las palabras y los hechos no concuerdan; las promesas se rompen con facilidad... Son los grandes pecados que hacen que una empresa sea un mal lugar para trabajar. A esto se une la falta de transparencia y el ocultismo: no se dejan claras las expectativas, y las responsabilidades están difusas. Y, por si fuera poco, puede darse un caldo de cultivo para los jefes tóxicos.
Para José María Gasalla lo importante cuando se accede por fin a un nuevo puesto es plantearse qué queremos con ese trabajo. "Se trata de analizar si hemos aceptado el empleo por razones económicas o de supervivencia; o si realmente no permitirá potenciar nuestra carrera en el futuro". Gasalla añade que si la decisión se basa en razones puramente económicas "no es de extrañar que decidamos aguantar carros y carretas, y que no nos importe quedarnos estancados, porque lo principal en ese caso será sobrevivir".
Ovidio Peñalver cree que "esta brecha entre expectativa y realidad provoca frustración y tristeza. Si se idealiza el nuevo empleo, puede llegar a decepcionarte el hecho de que resulte difícil promocionar en la nueva organización a la que has llegado; que el sueldo que recibes se revele como injusto; que te ofrezcan una responsabilidad que no compensa lo que te pagan".
El puesto de trabajo al que acabas de acceder se constituye efectivamente cuando te metes en él. La realidad se crea en la interacción que cada uno tiene con la tarea que debe realizar. Por eso hay que renovarla constantemente, tratando de construir y enriquecer nuestro puesto día a día. Gasalla añade que "si uno no evoluciona está yendo hacia atrás. Todo esto exige desarrollo continuo y aprender significativamente". Si decides dar el salto debes estar dispuesto a aprender; has de analizar si tienes miedo a lo desconocido, al fallo y al rechazo. Las preguntas finales cuando nada funciona como querías Marcos Urarte concluye que pueden surgir muchas dudas si el trabajo que has aceptado no resulta como pensabas: “Es posible que te preguntes para qué te han contratado si nadie marca objetivos y no tienes demasiado claro qué se espera de ti. Tu motivación desciende y ya no es la misma que al principio, y notas un cierto desencanto. Puede ser que no tengas comunicación con tu jefe, que descubras que en la nueva organización no se cuenta con la opinión de los demás. Y también es probable que los valores de la empresa no tengan que ver con lo que te han vendido, ni con tus propios valores; que no tengas autonomía para desempeñar tus funciones; ni carrera profesional... Te ves toda la vida haciendo lo mismo.
Manuel Clavel recomienda "identificar las palancas adecuadas para moverse: trata de hacer tangibles las ganancias rápidas, y deja patente que tu fichaje implica resultados. Eso no sólo te dará confianza; también ganarás credibilidad dentro de la organización. Procura ser ágil en la identificación de los cambios que se han de introducir y que se vea que eres un agente dinamizador del cambio".
El socio de Norman Broadbent sugiere además que identifiques tu desarrollo dentro de la organización y que trates de imaginar dónde estará tu carrera en tres o cinco años.

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