lunes, 14 de octubre de 2013

¡¡¡EL PARO NO ES EL FINAL!!!


Vuelve a trabajar después del paro 

Volver al mercado laboral tras un despido es una competición que exige un cambio de actitud. Las nuevas reglas son conocimiento de uno mismo, definición de objetivos, no tener miedo al cambio y saber venderse. La tasa de desempleo en España supera el 25%. Según datos de la EPA, un 9,4% de los parados son mayores de 45 años y un 41% son jóvenes y desempleados de larga duración. Juntos forman el colectivo más complicado de reinsertar en el mercado laboral. Aunque cada caso es único, muchos de los problemas son comunes. Sonsoles Escribano, country manager de Right Management, comenta que entre los profesionales de más de 45 años hay perfiles con poca formación y escaso conocimiento de idiomas. "Son profesionales que se han hecho a sí mismos. Los hay de todos los niveles, directivos, técnicos, gente que se ha formado y crecido dentro la compañía, que acumulan mucha experiencia, pero no tienen la formación que se requiere actualmente". A ellos, Marcos Huergo, director de la consultora de recursos humanos GRI, añade los trabajadores de baja cualificación. Un amplio colectivo de profesionales con formación específica en una área muy concreta y cuya mejor baza es su experiencia. El drama de estas personas es verse de pronto sin empleo y fuera de la rutina y la zona de confort en la que llevan asentados largo tiempo. Nekane Rodríguez, directora general de Lee Hecht Harrison, puntualiza que "algunos nunca se han visto en la necesidad de realizar una búsqueda activa de empleo. Accedieron al mercado casi de manera inmediata y ahora se ven perdidos. Casi no saben ni redactar un currículo, de qué medios disponen, ni por dónde empezar. Además, se ven encasillados y arrastrados por las etiquetas que pone la sociedad y que les estigmatizan como parados". Es cierto que la reforma laboral ha establecido la obligatoriedad de contratar servicios de recolocación en aquellos ERE que afecten a más de 50 personas, pero hay muchos profesionales que están fuera de este paraguas, y organizar la búsqueda de empleo sólo es muy complicado. Las reglas del juego Según los expertos el tiempo medio de recolocación oscila entre los seis y nueve meses. Para Escribano, alcanzar la meta de un nuevo puesto de trabajo sólo se consigue pensando en positivo. "Uno de los errores más habituales es tardar demasiado en asumir la nueva situación. Alargar el periodo de duelo y no querer ser consciente de que el mercado ha cambiado, de que las reglas son diferentes y que no vale seguir haciendo lo de siempre", explica. Una vez que este trance ha pasado es el momento de reflexionar y autoevaluarse. Descubrir los puntos fuertes, no centrarse sólo en lo evidente, rebuscar en las actitudes, los valores y no desechar ninguna por pequeña que pueda parecer. Después hay que definir el objetivo profesional. En este punto Huergo insiste en que "es fundamental no encasillarse. Hay sectores como la banca o la construcción en los que actualmente recolocarse resulta muy complicado. Hay que abrir la mente y buscar nuevas opciones. Es un camino complejo para el que se necesita saber gestionar la frustración y no decaer ante las dificultades". La directora de Lee Hecht Harrison recuerda que las prisas no son buenas: "Tienes que aprender a controlar la rabia por que te hayan despedido. Tomarte un tiempo de reflexión y planificar con cuidado la búsqueda de empleo. Es un error empezar a enviar currículos sin ningún criterio, porque puedes quemar buenos contactos antes de tiempo". Entre las alternativas para la vuelta al mercado laboral, los expertos coinciden en que el automenpleo está aumentando, pero siempre mejorando la propia formación y adquiriendo nuevas habilidades. Marta Romero, directora de la oficina de Madrid MOA BPI Group, insiste en que el éxito depende en gran medida de las habilidades de comunicación para transmitir quién eres y qué quieres hacer. Los frenos de los más mayores 1. Mayor resistencia al cambio. Son profesionales que han permanecido muchos años en la misma compañía y están habituados a una metodología concreta de trabajo. 2. Falta de adecuación tecnológica y bajo nivel de idiomas que les coloca en una clara situación de desventaja frente a candidatos más jóvenes. 3. Cargas familiares que generan mayor necesidad económica y también ausencia de movilidad geográfica. 4. Baja autoestima para enfrentarse al mercado laboral. Llevan tiempo sin enfrentarse a la búsqueda de empleo y, por la realidad del mercado actual, saben que las compañías priorizan la contratación de personal joven. 5. Altas expectativas. Reacios a aceptar ofertas de empleo cuyas condiciones salariales sean similares o inferiores a la cuantía percibida por la prestación por desempleo. Fuente: MOA BPI Group Ángel Felipe Camacho Perder el miedo a volver a empezar Ángel Felipe Camacho llevaba 12 años trabajando en Cemex en Barcelona cuando, en diciembre de 2012, un Expediente de Regulación de Empleo lo dejó en el paro. Entró en esta multinacional poco tiempo después de acabar FP2 en la especialidad de electrónica. Sus primeros pasos en la compañía fueron como operario de producción. Desde ahí continuó formándose y ocupando distintos puestos de mayor responsabilidad. "Sabes que la situación de la empresa es crítica y que los problemas se acentúan, pero no eres consciente de lo que implica para ti hasta que te encuentras sin trabajo", dice Camacho. La etapa más dura fue asumir su nueva situación: "El sentimiento de desamparo y desorientación es tremendo. Fueron meses complicados en los que tu estatus y forma de vida cambia". Acudió con mucha reticencia a un programa de recolocación, pero reconoce que su orientación ha sido esencial para encontrar trabajo. Han pasado seis meses desde el ERE y ya está de nuevo trabajando. Ha cambiado de una multinacional del sector de la construcción a una pyme especializada en galvanización de piezas para empresas de automoción. "Si hay algo positivo de haber perdido mi anterior empleo es que he aprendido a verme de otra forma. A rebuscar en mis anteriores trabajos, descubrir mis aptitudes, aprender a moverme y, sobre todo, a perder el miedo a volver a empezar. Ahora sé que si me pasa otra vez la manera de afrontarlo será muy distinta".

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