Cómo sacar partido profesional de un jefe que te amarga la vida
Ya sabes que uno no se va de su empresa, sino de su jefe. Pero hasta esto puede tener solución, porque es posible aprovechar en beneficio propio el hecho de tener un superior inepto. Se trata de transformar la aparente desgracia profesional en una ventaja que puede incluso repercutir favorablemente en tu carrera. Si juegas bien tus cartas cambiarás tu destino laboral. Seguirás topándote con estudios muy recientes que concluyen, como muchos otros desde hace años, que la gente no se va de las empresas, sino de sus jefes. De los malos jefes. Si eres uno de los afectados por un superior que te hace la vida un poco más difícil cada día, lo primero que debes plantearte es huir de tu compañía. Pero si decides quedarte puede haber un consuelo: no todo tiene que ser una desgracia laboral. Puedes sacar partido de tener un jefe mediocre, inepto, egocéntrico, micromanager, intimidador o narcisista... Aunque no lo creas, es posible convertir la frustración de esa lamentable presencia en un desarrollo profesional que te sirva para el futuro. No dediques tiempo y esfuerzo a quejarte de tu jefe, sobre todo si quienes reciben tus quejas no forman parte de la solución. Si no puedes evitar instalarte en la queja perpetua, ten la sensatez de irte. Un superior perjudicial puede provocar que te automotives y cultives la resiliencia Paco Muro, presidente de Otto Walter en España, aconseja que, cuanto antes, te plantees una pregunta, ante la evidencia de un superior que te amarga la carrera profesional: ¿puedo cambiarlo? "Si es así, busca un mejor sitio donde entregar tu talento. Si la respuesta es 'no', lo mejor es ir a lo práctico y analizar cómo se pueden aprovechar mejor las limitaciones de quien manda. Desde ahí, encuentra tu camino y disfruta". Si vives diariamente la relación profesional que te impone un mando tóxico terminarás yéndote, porque de lo contrario tu talento quedará desaprovechado. Pero un superior aparentemente perjudicial puede provocar también que tiendas a automotivarte; que te autorregules y tomes distancia emocional, para que esa situación no te afecte. Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, cree que "tener un jefe con antivalores supone poder aprovechar ese antimodelo para saber cómo no se deben hacer las cosas y qué tenemos que evitar". Con un jefe inepto que no brilla, tú puedes destacar más profesionalmente Peñalver recuerda la frase de Friedrich Nietzsche, quien decía que "lo que no te mata te hace más fuerte": En este caso se trata de cultivar una resiliencia sana de la que puedes salir fortalecido si no mueres en el intento. "Es como aceptar un entrenamiento muy duro. A corto plazo, un mando tóxico te lleva a salir fortalecido de una situación complicada", asegura el socio director de Isavia, que añade que "cuando hayas aprendido a sobrevivir, podrás encontrar otros alicientes en la relación diaria con ese superior nefasto. Y descubrirás algunas lecciones que te servirán para el futuro y harán un poco más llevadera esa pequeña condena profesional". El mal jefe al que debes sufrir cada día invita a descubrir tus propias fortalezas y debilidades. Sirve además para reafirmar tus valores: si el que te manda actúa con valores desviados o antivalores es necesario que mantengas los propios. José María Gasalla, profesor de Deusto Business School, cree que "algo positivo que podemos sacar de tener un superior malo es que somos capaces de gestionar la adversidad; de mantener nuestro equilibrio y aguantar. También nos mueve a buscar otras formas de relación, y es una gran oportunidad de gestionar lo transversal". Nuevas fortalezas La paciencia adquirida para tolerar y lidiar con tu jefe es algo que te servirá fuera y dentro de tu trabajo y de tu organización actual. Uno termina haciéndose más diplomático y adquiere la capacidad para manejar situaciones complicadas. Ovidio Peñalver explica que "un mando perjudicial te impulsa a buscarte la vida con tus superiores, pares y clientes. Te lo pone más difícil, pero estas dificultades te harán más intuitivo. Puedes llegar a tener más impacto e influencia". Tienes la posibilidad de experimentar y tener un grado de autonomía superior En esa tesitura de buscarse la vida que implica la convivencia con un superior tóxico, hay que tener en cuenta que usar el sentido común y las propias habilidades creativas puede llevarte a cualquier parte y hará tu trabajo más fácil y llevadero. Visto de esta manera, un mal jefe te vuelve más creativo, sobre la base de que el tipo de situaciones que provoca favorecen la exigencia y que un profesional agudice el ingenio, o que prepare más y mejor las cosas. Además, en un entorno de aparente frustración profesional por culpa de quien te manda puedes identificar cuál es el trabajo que realmente deseas hacer. Preocúpate entonces de conocer a los protagonistas del departamento en cuestión y relaciónate con ellos. Demuéstrales tu utilidad y lo que vales; y construye una relación con un mentor e involúcrate en iniciativas corporativas. Aunque tu jefe puede boicotear estos intentos, debes mantenerte visible y ampliar tu círculo por si necesitas contrarrestarlo. En este sentido, Peñalver advierte de que, "con un mal jefe que no brilla profesionalmente, tú puedes destacar más, y si te ganas su confianza, incluso puede llegar a apoyarse en ti". Paco Muro cree que "tener un superior mediocre puede suponer ventajas profesionales interesantes: No hablamos de un jefe impresentable, sino del que no sabe, no controla y que, además, muchas veces ni siquiera está. No ejerce. Si eres un buen profesional, las oportunidades que todo esto implica son, para empezar, que quien manda probablemente te dejará hacer y se meterá muy poco en tu día a día y en tus decisiones. Por un lado, si es temeroso, tratará de no complicarse la vida. Como ni sabe ni controla, si tú 'vas haciendo' no podrá pararte. Si es que se entera, que parece algo improbable". Muro añade que "una ventaja evidente es la posibilidad de experimentar y de tener un grado de autonomía superior. Será posible que te encargues de tareas y funciones que normalmente no estarían a tu alcance, ya que tendrás que hacer todo eso que el jefe no sabe. Y eso te dará una visibilidad y ciertas experiencias de aprendizaje muy interesantes". En ciertos casos, la gente empieza a funcionar dentro de la organización sin estos mandos incompetentes. En esta especie de ninguneo se crean redes paraleas al jefe. Normalmente, quienes se rebelan contra ese mando inepto sólo tienen dos opciones: crear esa red alternativa que funciona sin tener en cuenta al superior o irse de la compañía. En la mayoría de las ocasiones, los jefes incompetentes están demasiado ocupados prestando toda su atención a los aduladores, con lo que no tienen tiempo de preocuparse por las redes paralelas que surgen a su alrededor. Y éstas siguen funcionando. Gasalla añade la oportunidad de buscar aliados más allá del jefe: "Esto te acostumbra a trabajar sin alguien que te mande, y te impulsa, entre otras cosas, a convertirte en intraemprendedor dentro de la propia organización". Además, el profesor de Deusto Business School señala que la convivencia profesional con el mando perjudicial "potencia competencias como el propio riesgo de enfrentarte con ese mal jefe, y te lleva a no ser tan complaciente ni a conformarte con el hecho de 'estar' simplemente en una empresa. Indudablemente, esto te hará mucho más fuerte en el futuro". Paco Muro cree que "es bueno saber jugar en el tablero que te toque. Si tienes un jefe torpe, pero inofensivo, puedes quejarte amargamente de que estás huérfano de mando, que te faltan indicaciones, apoyos, etcétera… Pero también puedes dar la vuelta a la situación y centrarte en la mejor manera de aprovechar esta circunstancia. Podrás estar en reuniones a las que, con otro jefe más en su sitio, no irías; será posible que lleves los proyectos desde el principio hasta el final; tendrás más posibilidades de aprender. Será por tu cuenta, pero no deja de ser aprender. Es como hacer un máster sobre la vida real... Por el que te pagan". Muro advierte de que "cuando te hayas desarrollado, el puesto se te quedará corto y ya será un incordio seguir con ese jefe. Pero para entonces sabrás más, estarás mejor preparado –si has hecho los deberes–, estarás mucho mejor relacionado y es más que probable que alguien se haya fijado en tu buen hacer. Así que llegado el momento, no lo dudes, ponte a cobrar el esfuerzo de haber estado buscándote la vida y sacando todo adelante tú solo".
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