Claves para un liderazgo inteligente
Carismático, buen comunicador, seguro de sí mismo, referente para su equipo, etcétera. Las aptitudes que debe tener un buen líder son muchas y, algunas, pueden verse reflejadas en los dirigentes de algunas empresas e, incluso, de muchos gobiernos.
En un momento tan cambiante como el actual, en el que las jerarquías organizativas han dejado paso a fluidas redes de contactos y en el que la imagen de los líderes se diluye con la crisis económica, parece imprescindible redefinir las ideas sobre liderazgo.
“El liderazgo está cambiando, o eso es lo que nos dice”, así comienza Las cualidades del líder (editorial Paidós), en el que su autor Joseph S. Nye Jr. Intenta trazar las características que debe tener un buen jefe.
Virtudes “No todo el mundo puede ser líder”, aseguran desde Hays, “es necesario tener carisma”. De esta cualidad se valen muchos jefes para imponer sus criterios. Lo cierto, tal y como apunta Nye en su libro, “para bien o para mal, esta habilidad genera poder. Algunos de los mejores y peores líderes de la historia han sido calificados como carismáticos. Tanto Mahatma Gandhi como Adolf Hitler fueron líderes carismáticos”. La diferencia estriba en el modo en que esa persona maneje esa cualidad.
Los líderes con personalidad, según la obra de Nye, “se suelen describir como personas seguras de sí mismas, de convicciones sólidas, capaces de transmitir a los demás su energía y entusiasmo, y con habilidad para manipular símbolos de poder y de éxito para atraer emocionalmente a sus seguidores”. En consecuencia, ser o no ser carismático también depende de la capacidad que uno tenga para hacerlo ver al mundo o al equipo que trabaje para él.
“Un buen líder debe ser un buen comunicador”, señalan en Hays. Cuando un jefe toma una decisión, debe transmitirla claramente a su equipo. Además, debe permitir un feedback real, es decir, también debe tener en cuenta las opiniones y sugerencias de sus colaboradores.
Pero para conseguir ese intercambio de ideas, un buen jefe debe “definir la visión y los objetivos, de modo que haga soñar a la gente”, indica Pilar Jericó, socia directora de Be-Up. “No puede limitarse a mandar tareas, sino que también tiene que explicar el para qué de lo que define”.
Pero no siempre es fácil. Al menos de cara a la galería. Y para ejemplo, uno de los que describe el autor del libro. En su obra, Nye explica cómo cambió la imagen del presidente de Cisco en la prensa en sólo un año. En mayo de 2000, la revista Fortune decía de John Chambers que quizá era el mejor presidente que había existido. Pero, un año más tarde, después de una pérdida en el valor de mercado de 400.000 millones de dólares, dijo de él que era un ingenuo que se había creído demasiado su propio cuento de la lechera.
También es esencial que un buen responsable cuide de la plantilla que tiene a su cargo. “Hacer sentir útil a su gente, es decir, que las personas de su equipo puedan desarrollar todo su talento y el líder les dé espacio para ello”, es otra de las características que señala Jericó y que deben ser atendidas por todo buen dirigente que se precie.
La clave se encuentra en convencer al equipo de las metas que hay que seguir. Nye expone, a través de ejemplos empresariales y políticos, que el poder autoritario, duro, se está viendo superado por el ‘poder blando’, cuyo objetivo no es imponer un criterio determinado, sino atraer, inspirar y convencer a las personas.
Otra de las cualidades que debe tener un buen jefe es, y según apunta Jericó, “saber hacer sentir a su plantilla como parte importante de la empresa. Saber escuchar, hacer partícipes a sus colaboradores en la toma de decisiones”. Algo que en el libro se describe como liderazgo transformacional. “Los líderes transformacionales otorgan poder a sus seguidores; utilizan los conflictos y las crisis para concienciar a sus seguidores y transformarlos. Movilizan el poder para el cambio apelando a los ideales y los valores morales”.
Motivar es otro de los puntos fuertes de un buen jefe. En Hays apuntan a que un responsable “debe estimular a su equipo y debe promover la creatividad”.
Un buen líder, en resumen, debe ser capaz de guiar a su equipo a unos objetivos claros, saber transmitir las metas, hacer sentir a su gente que es importante para la tarea y aprovechar el carisma para mantener ese liderazgo. Ser jefe también implica unas responsabilidades para con su plantilla.
Carismático, buen comunicador, seguro de sí mismo, referente para su equipo, etcétera. Las aptitudes que debe tener un buen líder son muchas y, algunas, pueden verse reflejadas en los dirigentes de algunas empresas e, incluso, de muchos gobiernos.
En un momento tan cambiante como el actual, en el que las jerarquías organizativas han dejado paso a fluidas redes de contactos y en el que la imagen de los líderes se diluye con la crisis económica, parece imprescindible redefinir las ideas sobre liderazgo.
“El liderazgo está cambiando, o eso es lo que nos dice”, así comienza Las cualidades del líder (editorial Paidós), en el que su autor Joseph S. Nye Jr. Intenta trazar las características que debe tener un buen jefe.
Virtudes “No todo el mundo puede ser líder”, aseguran desde Hays, “es necesario tener carisma”. De esta cualidad se valen muchos jefes para imponer sus criterios. Lo cierto, tal y como apunta Nye en su libro, “para bien o para mal, esta habilidad genera poder. Algunos de los mejores y peores líderes de la historia han sido calificados como carismáticos. Tanto Mahatma Gandhi como Adolf Hitler fueron líderes carismáticos”. La diferencia estriba en el modo en que esa persona maneje esa cualidad.
Los líderes con personalidad, según la obra de Nye, “se suelen describir como personas seguras de sí mismas, de convicciones sólidas, capaces de transmitir a los demás su energía y entusiasmo, y con habilidad para manipular símbolos de poder y de éxito para atraer emocionalmente a sus seguidores”. En consecuencia, ser o no ser carismático también depende de la capacidad que uno tenga para hacerlo ver al mundo o al equipo que trabaje para él.
“Un buen líder debe ser un buen comunicador”, señalan en Hays. Cuando un jefe toma una decisión, debe transmitirla claramente a su equipo. Además, debe permitir un feedback real, es decir, también debe tener en cuenta las opiniones y sugerencias de sus colaboradores.
Pero para conseguir ese intercambio de ideas, un buen jefe debe “definir la visión y los objetivos, de modo que haga soñar a la gente”, indica Pilar Jericó, socia directora de Be-Up. “No puede limitarse a mandar tareas, sino que también tiene que explicar el para qué de lo que define”.
Pero no siempre es fácil. Al menos de cara a la galería. Y para ejemplo, uno de los que describe el autor del libro. En su obra, Nye explica cómo cambió la imagen del presidente de Cisco en la prensa en sólo un año. En mayo de 2000, la revista Fortune decía de John Chambers que quizá era el mejor presidente que había existido. Pero, un año más tarde, después de una pérdida en el valor de mercado de 400.000 millones de dólares, dijo de él que era un ingenuo que se había creído demasiado su propio cuento de la lechera.
También es esencial que un buen responsable cuide de la plantilla que tiene a su cargo. “Hacer sentir útil a su gente, es decir, que las personas de su equipo puedan desarrollar todo su talento y el líder les dé espacio para ello”, es otra de las características que señala Jericó y que deben ser atendidas por todo buen dirigente que se precie.
La clave se encuentra en convencer al equipo de las metas que hay que seguir. Nye expone, a través de ejemplos empresariales y políticos, que el poder autoritario, duro, se está viendo superado por el ‘poder blando’, cuyo objetivo no es imponer un criterio determinado, sino atraer, inspirar y convencer a las personas.
Otra de las cualidades que debe tener un buen jefe es, y según apunta Jericó, “saber hacer sentir a su plantilla como parte importante de la empresa. Saber escuchar, hacer partícipes a sus colaboradores en la toma de decisiones”. Algo que en el libro se describe como liderazgo transformacional. “Los líderes transformacionales otorgan poder a sus seguidores; utilizan los conflictos y las crisis para concienciar a sus seguidores y transformarlos. Movilizan el poder para el cambio apelando a los ideales y los valores morales”.
Motivar es otro de los puntos fuertes de un buen jefe. En Hays apuntan a que un responsable “debe estimular a su equipo y debe promover la creatividad”.
Un buen líder, en resumen, debe ser capaz de guiar a su equipo a unos objetivos claros, saber transmitir las metas, hacer sentir a su gente que es importante para la tarea y aprovechar el carisma para mantener ese liderazgo. Ser jefe también implica unas responsabilidades para con su plantilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario