Necesitas un amigo, no un ‘coach
Si crees que compartir tus problemas profesionales puede ayudarte a encontrar una salida, no recurras al coaching. En este método de desarrollo quien tiene que buscar la solución eres tú. El coach sólo es un guía para que cumplas los objetivos que tú mismo te has marcado. Piensa por un momento en cualquier disciplina deportiva. Entrenador y jugador son los protagonistas en esta historia que sólo tendrá un final feliz si su relación va encaminada a un objetivo común, en este caso, ganar. Vicente del Bosque ha hecho historia con la selección española de fútbol, pero él no ha marcado ni un gol. Los futbolistas, de manera individual y en equipo, son los goleadores, ellos son los protagonistas ineludibles de la historia. Si como profesional necesitas tu particular Del Bosque para hacer frente a tus desafíos profesionales, no pretendas que este coach –entrenador– sea tu amigo del alma, puede llegar a ser tu peor contrincante cuando te des cuenta que no está ahí para ser tu colega, sino para sacar lo mejor de ti. En esta relación entre coach y coachee –quien recibe el proceso– no valen las lamentaciones, ni confíes en encontrar al mejor consejero. Para eso ya están los amigos. El futuro en tus manos "La gente tiende a pensar que un proceso de coaching le va a solucionar la vida sin ningún esfuerzo. Creen que es algo mágico y, a veces, los ejecutivos y los emprendedores que participan en estos programas carecen del compromiso que se requiere para lograr unos objetivos muy concretos", advierte Javier Carril, socio de Execoach. No esperes salir con la solución a tus problemas de la primera ni de la segunda reunión. Es un camino que tienes que recorrer tú. "Un coach plantea desafíos. El éxito de un programa está basado en un plan de acción concreto y el cumplimiento por ambos de la regla de las tres ‘C’: compromiso, confianza y confidencialidad. Y si no existe un desafío desde el inicio, nada tiene sentido", explica María García, socia directora de Seeliger y Conde Consultoría. "El coachee tiene que trabajar acciones que él mismo se va marcando", añade Carril. "En manos del coach está realizar las preguntas adecuadas con un objetivo: que el cliente se descubra a sí mismo. Hay que parafrasear, captar el lenguaje de la persona que tienes enfrente y controlar el mensaje", afirma García. Por esta razón, Julen Ortiz de Murúa, experto en planificación estratégica de la innovación y coach, considera fundamental que estos entrenadores posean una formación en el ámbito del comportamiento humano y de las organizaciones: "Deben nutrirse de las aportaciones de la neurociencia, la psicología cognitiva, la sociología y la lingüística para hacer un diagnóstico del individuo". También destaca este experto la confianza como uno de los pilares de cualquier programa: "El coaching es una opción para contar con alguien que acompañe a una persona en su desarrollo pero haciéndola responsable del mismo. Si nos hacemos cargo de su problema, eso no es coaching, y lo único que se consigue es estupidizar al cliente". Los programas de coaching tienen una duración media de cuatro a seis meses –unas diez sesiones de una hora, aproximadamente–. María López Herranz, presidenta de International Coaching Federation (ICF), asegura que la clave del éxito está en que "el profesional se enfrente a sus retos y desarrolle las habilidades para asumir desafíos concretos. Se trata de hablar un momento, analizar el presente para diseñar el futuro". Un amigo vale más que un tesoro. No intentes suplirlo con un coach si lo que realmente necesitas es un hombro en el que llorar. Ortiz de Murúa, concluye que "el ser humano necesita a los otros. Y a veces el ejecutivo busca en el coaching una salida para acabar con su soledad, y quizá lo que necesita es un amigo. Tener vínculos emocionales sólidos y consistentes es un lugar de apuntalamiento para el desarrollo del ser humano". Consultores, asesores, mentores y otras especies El mejor consejo para desarrollar tu carrera es una bicoca que no obtendrás de un coach. Cualquiera de estos profesionales pondrá a tu disposición su experiencia y su conocimiento empresarial, pero ellos no te harán ninguna sugerencia. Para eso tienes que buscar un mentor –figura habitual en muchas organizaciones para tutelar el desarrollo de los junior– o un asesor. A diferencia de los coach, ambos enseñan al 'aprendiz' o al profesional durante un periodo de tiempo que puede prolongarse años, hasta que el 'alumno' consigue ser un fuera de serie. El coaching es un proceso encaminado a que el coachee –el profesional– descubra por sí mismo cuáles son sus fortalezas, sus déficit y, en consecuencia, diseñe su carrera futura. Él es el responsable de su destino, su asesor y su mentor. El coach es un espectador y nunca toma partido. Su misión es plantear preguntas abiertas que te ayuden a conocer tu potencial. Descubrirás cosas buenas y otras malas, que dañarán tu amor propio. Para desahogarte busca a alguien que escuche tus problemas y te dé una solución, para eso no sirve un coach. Un amigo, un asesor o un consultor son algunas opciones. Plácido Fajardo, experto en recursos humanos y socio de Alto Partners Leaders Trust, apunta que no hay que confundir el coaching "con sesiones de 'baño y masaje' que sirvan simplemente de alivio, para descargar tensiones y reconfortarnos. Para que sea útil, requiere un compromiso de cambio con esfuerzo, y un plan de acción para la mejora por parte de quien lo recibe, con objetivos concretos y seguimiento de la evolución". Por eso, si tras la primera conversación con tu coach sales reconfortado, sospecha. El ‘coaching’ requiere tu compromiso y puede no ser una experiencia agradable, pero es uno de los métodos de desarrollo más podero