El principal obstáculo a nivel personal es llevar
una vida dividida entre la voluntad y la acción cotidiana. Separar las exigencias
de la voluntad y la acción diaria en la empresa es un error fundamental que
contribuye, en gran medida, al daño que algunas empresas han causado al mundo
de hoy, como son el exceso de trabajo en detrimento de la familia o la vida
espiritual, el apego enfermizo al poder a costa del propio bien, y el abuso de
poder económico para obtener mayores beneficios. Hay que recordar la reflexión
que dice: “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al
otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se
puede servir a la ética y al dinero.
Los líderes empresariales que no s ven a sí mismos
sirviendo a los demás y a la Emancipación en su vida laboral, llenarán el vacío
de sentido con un sustituto menos valioso. La vida dividida no está unificada
ni integrada: está radicalmente desordenada, y por tanto no consigue vivir de
acuerdo a la llamada de la Emancipación.